Inicialmente, se buscaba aplicar un impuesto a todas las transacciones, pero la versión modificada limita el gravamen a compras superiores a 100 dólares. La medida, popularmente conocida como el impuesto a las “nininis”, apuntaba a plataformas como Shein, Temu o AliExpress, que han ganado gran popularidad en Colombia. La propuesta original fue duramente criticada por sectores políticos que la consideraron un golpe al bolsillo de la clase media y las familias de menores ingresos. La representante Katherine Miranda fue una de las voces más críticas, afirmando que “el gobierno quiere ponerle impuestos a compras... que millones de familias usan para comprar ropa, útiles escolares y productos básicos para sus hijos a precios asequibles”. La presión ejercida fue efectiva, y en las negociaciones de la reforma, el Ministerio de Hacienda cedió, estableciendo un umbral de 100 dólares. Este cambio busca focalizar el impuesto en compras de mayor valor, excluyendo así a la mayoría de las transacciones pequeñas y reduciendo el impacto social de la medida, en un intento por hacerla más aceptable para el Congreso y la opinión pública.