La propuesta original contemplaba cambios significativos que han sido modificados durante las negociaciones, mientras que la eliminación del impuesto a los combustibles también marca un cambio relevante en la estructura del proyecto.

El Gobierno espera recaudar $4,1 billones a través de los impuestos a bebidas alcohólicas y tabaco. Una de las medidas más discutidas fue la unificación de la tarifa del impuesto por grado de alcohol al 30 % para todas las bebidas. Sin embargo, la nueva ponencia introduce una excepción clave: la cerveza no quedará gravada al 30 %, sino al 15 %, siendo la única bebida con una tarifa diferenciada más baja.

Esta modificación sugiere una fuerte presión del sector cervecero.

Por otro lado, los impuestos a otros licores se mantienen.

Esta alza impositiva ha generado preocupación en las regiones, como lo advirtió la Secretaría de Hacienda del Cauca, que señaló que el 60 % de sus ingresos propios proviene de estos gravámenes y un aumento desmedido podría fomentar el contrabando y el consumo de licor adulterado. En contraste, la nueva propuesta consolidaría la eliminación del impuesto a los combustibles, del cual se esperaba un recaudo de $2,6 billones en la primera versión de la reforma. Esta decisión alivia la presión sobre los precios de la gasolina y el diésel, un tema sensible para la ciudadanía y el sector del transporte.