A pesar de la exclusión de los impuestos a la cerveza y la gasolina, el Gobierno ha confirmado que la Ley de Financiamiento mantendrá y, en algunos casos, incrementará la carga tributaria para sectores específicos. La reforma se concentrará en impuestos al patrimonio, a la renta para personas de altos ingresos, al sector financiero y al consumo de bebidas alcohólicas de alta graduación. Según el ministro de Hacienda, Germán Ávila, la estructura de la reforma busca ser progresiva. En el caso de los licores, se mantendrán los incrementos al IVA sobre aquellos de alto contenido alcohólico, diferenciándolos de la cerveza. En cuanto al impuesto de renta, el ministro aseguró que “no se tocarán los estratos bajos ni los medios”, y que solo afectará a personas con ingresos superiores a $10,2 millones mensuales, con tarifas que aumentarán progresivamente. Para el impuesto al patrimonio, se contemplan incrementos para quienes posean bienes por encima de los $2.000 millones.
Adicionalmente, Ávila enfatizó que “el sector financiero debe aportar más a las finanzas del país, sobre todo a los programas sociales que son altamente redistributivos”.
Esta focalización en los sectores de mayor capacidad contributiva es la principal apuesta del Gobierno para alcanzar la meta de recaudo de $16,3 billones sin generar un rechazo social generalizado. La discusión sobre el aumento de impuestos al licor ha generado debate, con análisis que cuestionan su efectividad para aumentar el recaudo y advierten sobre posibles efectos adversos.
En resumenLa próxima reforma tributaria se enfocará en aumentar la carga fiscal sobre el patrimonio y las rentas altas, el sector financiero y los licores de alta graduación, manteniendo así un enfoque progresivo tras descartar impuestos a productos de consumo masivo.