Permite una trazabilidad completa de las transacciones y alimenta los sistemas de fiscalización en tiempo real, que pueden detectar inconsistencias y aplicar sanciones de forma inmediata. Para las empresas, esto implica la necesidad de adoptar sistemas tecnológicos robustos y ver el cumplimiento no como una carga, sino como un factor de competitividad y supervivencia.

Por otro lado, para los contribuyentes, solicitar siempre la factura electrónica es ahora más crucial que nunca. Según la DIAN, este documento es el soporte principal para acceder a deducciones y descuentos tributarios en la declaración de renta anual. No pedirla puede limitar la capacidad de reportar ciertos gastos, afectando directamente el bolsillo. Luis Villegas, de la empresa Cadena, destaca que “pedir la factura electrónica es entender la relevancia de esta actualización y su impacto en tener claridad, trazabilidad y orden en cada transacción”.