Analistas señalan que el encarecimiento del capital y la mayor carga sobre las empresas, descritos como un acto de “jodencia”, no solo afectan a los grandes inversionistas, sino que tienen un efecto en cascada. Este impacto se traduce en menor acceso a financiación para emprendedores, crédito más caro para las mipymes, pérdida de competitividad para los exportadores y, en última instancia, un riesgo para los empleos de los trabajadores. La discusión sobre el proyecto de ley de financiamiento se ha centrado en que, al final, las cargas tributarias impuestas al sector productivo terminan siendo trasladadas a los consumidores a través de precios más altos o se manifiestan en una menor dinámica económica que afecta las oportunidades de la clase media.