La propuesta original contemplaba un aumento gradual del impuesto a los combustibles fósiles, pasando del 5 % al 10 % en 2026 y equiparándose al IVA general del 19 % en 2027. Para la cerveza, el plan era incrementar el IVA del 5 % al 19 %.

Estas medidas habían generado una fuerte oposición por su potencial impacto en la inflación, los costos de transporte y el poder adquisitivo de los hogares. La decisión de retirarlas fue celebrada como un alivio para los consumidores y diversos sectores productivos. Sin embargo, el Gobierno mantiene la necesidad de tramitar una ley de financiamiento, aunque ahora con una meta de recaudo menor, estimada en alrededor de $16,3 billones, para cubrir las necesidades de gasto e inversión del país. El ministro de Hacienda, Germán Ávila, calificó el acuerdo con el Congreso como un “momento dulce” en la relación entre ambos poderes, subrayando el consenso logrado.