Su presidente ejecutivo, Gustavo Morales, afirmó que la propuesta es "prácticamente confiscatoria", dado que el sector asegurador ya paga una tarifa del 40 %, superior a la de otras industrias. Morales advirtió que "una tributación excesiva termina siendo contraproducente al limitar la capacidad del sector para aportar al desarrollo y la estabilidad económica del país", e hizo un llamado al Congreso a reconsiderar la política.
Por otro lado, el superintendente Financiero, César Ferrari, respaldó la medida, aunque con matices.
Ferrari declaró que "el país tiene un problema fiscal grande que necesita resolver, y es natural que las empresas que tienen más utilidades contribuyan más". Señaló que las utilidades de la mayoría de los bancos están aumentando, lo que justificaría una mayor contribución. No obstante, el mismo superintendente reconoció que, a largo plazo, la estructura tributaria del país debería orientarse a aumentar los impuestos a las personas naturales en lugar de a las empresas, una visión contraria a la que parece impulsar la reforma actual.