Expertos y gremios empresariales han expresado una profunda preocupación por la propuesta de reforma tributaria, argumentando que la elevada carga fiscal desincentivará la inversión y afectará gravemente la competitividad de las empresas colombianas. Las críticas señalan que las medidas propuestas podrían llevar al país a tener una de las tasas de tributación más altas del mundo, con consecuencias negativas para el crecimiento económico y el empleo. El exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, en artículos titulados "A joder las empresas", sostiene que el gobierno parece "empecinado en destruir empresas". Argumenta que la reforma de 2022 ya había aumentado la tasa combinada de tributación en 20 puntos porcentuales, superando el 60 % según cálculos de Uniandes, lo que contribuyó a la drástica caída del crecimiento del PIB del 7,3 % en 2022 a solo 0,6 % en 2023. La nueva reforma, según Restrepo, sería la "estocada final", con tarifas nominales superiores al 50 % en algunos sectores, un impuesto al patrimonio del 5 % ("el más alto del mundo") y una retención a dividendos para no residentes del 30 %.
Estas críticas son respaldadas por cifras que muestran una caída en la inversión extranjera directa de USD 17.400 millones en 2022 a menos de USD 14.500 millones en 2024, y el cambio de residencia fiscal de más de 6.000 grandes contribuyentes.
El expresidente Álvaro Uribe también afirmó que "con impuestos altos ahuyenta la inversión". El impacto no se limitaría a las grandes corporaciones, ya que el encarecimiento del capital afectaría a emprendedores, mipymes y exportadores.
En resumenExiste un fuerte consenso entre analistas y empresarios de que la carga tributaria propuesta en la reforma fiscal es excesiva y contraproducente, con riesgo de frenar la inversión, reducir el crecimiento económico y afectar la generación de empleo en Colombia.