El debate sobre el presupuesto de 2026 en el Congreso se ha estructurado en torno a tres propuestas o ponencias distintas, cada una con implicaciones diferentes para las finanzas del país y la necesidad de una reforma tributaria. Esta división refleja la profunda polarización sobre el manejo fiscal del Gobierno y el camino que debe seguir Colombia para asegurar su sostenibilidad. La primera ponencia, respaldada por el oficialismo, mantenía el monto original de $556,9 billones, argumentando que respondía al marco de sostenibilidad fiscal y financiándolo con una ambiciosa reforma tributaria de $26,3 billones. Una segunda ponencia, calificada como alternativa y liderada por la representante Olga Lucía Velásquez, propuso reducir el presupuesto en $10 billones, hasta los $546,9 billones, una medida que finalmente ganó consenso y permitió bajar la meta de la reforma tributaria.
La senadora Angélica Lozano describió esta opción como un punto intermedio viable.
La tercera ponencia, presentada por el Centro Democrático, era la más drástica, proponiendo un presupuesto de $530 billones que, según sus defensores, eliminaría por completo la necesidad de una nueva ley de financiamiento. La existencia de estas tres vías evidencia la falta de un acuerdo inicial y la intensa negociación que se llevó a cabo en las comisiones económicas para definir el rumbo del gasto público y la carga impositiva para el año 2026.
En resumenEl debate legislativo del presupuesto 2026 se caracterizó por la confrontación de tres visiones fiscales: el plan expansivo del Gobierno, una propuesta de recorte moderado que finalmente prevaleció, y una de austeridad radical de la oposición, marcando el complejo escenario de la negociación.