El beneficio actual permite a los viajeros internacionales no pagar el Impuesto al Valor Agregado en sus estadías hoteleras, lo que hace al país más atractivo frente a otros mercados.
La eliminación de esta exención encarecería la experiencia para los visitantes, afectando la demanda en destinos como San Agustín o el Desierto de la Tatacoa, donde la llegada de extranjeros ha crecido significativamente.
Un análisis del impacto regional advierte que “lo que para Bogotá o Cartagena puede representar un ajuste marginal, para regiones como el Huila significa perder competitividad frente a Perú, Bolivia o el norte de Chile”. La preocupación radica en que, en un esfuerzo por aumentar el recaudo nacional, se podría frenar el crecimiento de uno de los sectores con mayor potencial para la diversificación económica y la generación de empleo en los territorios, afectando a toda la cadena de valor que depende de la llegada de visitantes del exterior.