Actualmente, tanto los vehículos híbridos como los eléctricos gozan de una tarifa de IVA reducida, además de otros beneficios como descuentos en el impuesto vehicular en ciudades como Bogotá. La reforma tributaria mantendría el beneficio para los vehículos 100% eléctricos, pero lo eliminaría para los híbridos. Críticos de la medida, como Jorge Andrés Géchem, secretario de Desarrollo Económico del Huila, argumentan que este cambio “desincentiva la modernización del parque automotor en ciudades intermedias como Neiva, donde la infraestructura para vehículos eléctricos aún es insuficiente”. La consecuencia, señalan, sería un freno en la adopción de tecnologías más limpias y la persistencia de vehículos más contaminantes.

El Gobierno, por su parte, podría argumentar que busca focalizar los incentivos en las tecnologías de cero emisiones. Sin embargo, la decisión es vista como una contradicción en un momento en que se promueven otros incentivos para la transición energética. El debate pone de manifiesto la tensión entre la necesidad de recaudo fiscal y la promoción de políticas ambientales, especialmente en un mercado donde los vehículos híbridos representan una opción más asequible y práctica para muchos consumidores que desean transitar hacia una movilidad menos contaminante.