Esta decisión ha sido calificada como un “golpe a la transición tecnológica”. Críticos como Jorge Andrés Géchem, secretario de Desarrollo Económico del Huila, argumentan que la medida desincentiva la modernización del parque automotor, especialmente en ciudades intermedias “donde la infraestructura para vehículos eléctricos aún es insuficiente”.

Para muchos consumidores, los híbridos representan un paso intermedio y asequible hacia tecnologías más limpias.

Al encarecer esta opción, se podría frenar la adopción de alternativas a los vehículos de combustión tradicionales, perpetuando el uso de “tecnologías obsoletas y contaminantes”. Esta propuesta es uno de los puntos más polémicos de la reforma, y se menciona que el Gobierno podría estar dispuesto a negociarla para obtener apoyo en el Congreso, reconociendo la contradicción que representa con las metas ambientales del país.