Este aumento se trasladaría al precio final que pagan los usuarios por sus suscripciones mensuales o anuales.

Por ejemplo, un consumidor que hoy paga una suscripción a un servicio de streaming notaría un incremento en su factura mensual, lo que se suma a otros posibles encarecimientos contemplados en la reforma, como el de los combustibles o las bebidas. La medida, aunque busca modernizar el estatuto tributario y adaptarlo a las nuevas realidades económicas globales, representa un costo adicional para el bolsillo de la clase media y los consumidores de servicios digitales en el país, quienes ya enfrentan un panorama de inflación y presión sobre su poder adquisitivo.