La medida ha generado un fuerte rechazo, pues se considera un obstáculo para la modernización del parque automotor y la adopción de tecnologías más limpias. Durante los últimos años, la tarifa diferencial de IVA ha sido un factor clave para el crecimiento exponencial en la venta de vehículos híbridos en Colombia, posicionándolos como una alternativa viable para los consumidores que buscan reducir su impacto ambiental y su dependencia de los combustibles fósiles. La propuesta de equiparar su IVA con el de los vehículos de combustión tradicional eliminaría de facto este incentivo. La Asociación Colombiana de Concesionarios de Automotores (Aconauto) ha sido una de las voces más críticas, calificando la medida como una muestra de "falta de coherencia" por parte del Ejecutivo. Según el gremio, encarecer estas tecnologías desincentiva la renovación de un parque automotor que envejece y contamina, yendo en contravía de los objetivos de sostenibilidad que el propio Gobierno promueve. En el Congreso, este es uno de los artículos que mayor resistencia genera, incluso entre bancadas no opositoras, que lo ven como un retroceso en la transición energética. El debate pone de manifiesto la tensión entre las urgentes necesidades fiscales del Gobierno y la importancia de mantener políticas de largo plazo que fomenten la movilidad sostenible.