El Gobierno Nacional ha defendido la medida, argumentando que busca simplificar el sistema y centralizar el control en la DIAN. El ministro de Hacienda, Germán Ávila, aclaró que los turistas extranjeros podrán solicitar la devolución del impuesto al salir del país, un mecanismo similar al que opera en otras naciones. Además, enfatizó que “a los turistas nacionales no se les establece ningún tipo de gravamen”.

Sin embargo, la propuesta ha sido recibida con escepticismo por analistas y líderes regionales.

En el departamento del Huila, por ejemplo, se advierte que la medida podría ser perjudicial. Al encarecer la experiencia para quienes visitan destinos como San Agustín o el Desierto de la Tatacoa, Colombia podría perder competitividad frente a otros países de la región como Perú o Bolivia.

Lo que para grandes centros turísticos como Bogotá o Cartagena podría ser un ajuste marginal, para regiones emergentes que dependen del crecimiento del turismo internacional podría significar un freno a su desarrollo económico. La reforma, en este punto, plantea un dilema entre la necesidad de recaudo y el riesgo de desincentivar un sector que ha sido declarado como estratégico para la diversificación económica del país.