El proyecto ajusta las tablas del impuesto, elevando las tarifas intermedias del 28% y 33% al 29% y 35%, respectivamente, y creando un nuevo tramo del 41% para los ingresos más altos.

Según expertos como el exdirector de la DIAN, Lisandro Junco, esto afectará a asalariados con ingresos mensuales desde $6.2 millones.

Además, se propone eliminar la deducción por dependientes económicos, un alivio que beneficiaba a hogares con hijos o familiares a cargo, aunque se mantendría un beneficio limitado del 10% de los ingresos brutos. Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, criticó que la reforma “afectará fuertemente a los empleados colombianos, particularmente al grupo poblacional de la clase media que más paga impuestos”, ya que al ser trabajadores formales, los descuentos se aplican automáticamente vía retención en la fuente. Otro cambio relevante es la eliminación del componente inflacionario en los rendimientos financieros, lo que impactará la rentabilidad real de ahorros e inversiones como los CDT. El Gobierno defiende las medidas como una forma de hacer el sistema más progresivo, pero los críticos insisten en que la carga recae sobre los mismos contribuyentes formales.