Reforma tributaria triplicaría impuesto a cigarrillos e incluiría a los vapeadores

Como parte de su estrategia de salud pública y recaudo, el Gobierno propone en su ley de financiamiento un drástico aumento en los impuestos al tabaco y, por primera vez, una regulación tributaria integral para vapeadores y cigarrillos electrónicos. La medida busca alinear a Colombia con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para desincentivar el consumo, aunque genera preocupación por un posible aumento del contrabando. El proyecto de ley plantea incrementar el componente específico del impuesto para una cajetilla de 20 cigarrillos de $4.068 a $11.200, además de mantener un impuesto ad valorem del 10%. Para los productos de tabaco sin cajetilla, como la nicotina oral, el gravamen pasaría de $324 a $891 por gramo. En cuanto a los vapeadores y cigarrillos electrónicos, se establecería un impuesto ad valorem del 30% para la presentación líquida y un nuevo impuesto específico de $2.000 por mililitro. El Ministerio de Hacienda justifica la medida citando los altos costos sanitarios asociados al tabaquismo, que superan los $6,5 billones anuales, y proyecta que el alza de precios reducirá el consumo de cigarrillos en un 40,4%. Sin embargo, la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, y el senador Carlos Julio González Villa han advertido que un aumento tan pronunciado en los precios podría fortalecer las redes de contrabando, que ya manejan cerca del 40% del mercado de cigarrillos, lo que anularía los beneficios tanto fiscales como de salud pública.

En resumen

El plan del Gobierno de aumentar significativamente los impuestos al tabaco e incluir a los vapeadores tiene un doble objetivo: reducir el consumo y aumentar el recaudo para la salud. No obstante, el éxito de la medida dependerá de la capacidad del Estado para controlar el contrabando, que podría expandirse y socavar los resultados esperados.

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