Sin embargo, esta visión contrasta fuertemente con las advertencias de diversos sectores.

La Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), en cabeza de Bruce Mac Master, ha calificado la propuesta como un impuesto a toda la canasta familiar, ya que encarecerá el transporte de alimentos y personas. Gremios del transporte público en Medellín, como la Corporación de Transportadores Urbanos de Colombia (CTU), advirtieron que el alza en el diésel obligaría a subir el pasaje de bus en unos $800, pasando de $3.400 a $4.200 para mantener la sostenibilidad del servicio. La controversia se intensificó con la declaración del presidente Gustavo Petro, quien afirmó que “el pobre casi no usa gasolina”, un argumento que fue refutado por analistas y ciudadanos, quienes señalan la dependencia del combustible en el transporte público, las motocicletas de estratos bajos y las cadenas logísticas que definen el precio final de los alimentos.