El proyecto establece un cronograma escalonado: la gasolina corriente y el ACPM, que actualmente tienen un IVA del 5%, pasarían a una tarifa del 10% a partir del 1 de enero de 2026. Posteriormente, la gasolina alcanzaría la tarifa general del 19% en 2027, mientras que el ACPM lo haría en 2028.
Según cálculos de expertos y del propio Ministerio de Hacienda, este ajuste representaría un incremento inicial de aproximadamente 466 pesos por galón de gasolina y 256 pesos por galón de ACPM. El exministro Amylkar Acosta calculó que, sumando otros gravámenes como el aumento al impuesto al carbono y el IVA a los biocombustibles, el encarecimiento a corto plazo podría ser de 928 pesos para la gasolina y 813 pesos para el ACPM. La defensa del Gobierno, liderada por el presidente Gustavo Petro, se centra en un argumento de progresividad y transición energética. Petro afirmó que la medida es necesaria para desincentivar el uso de energías contaminantes y que su impacto recae principalmente en los sectores de mayores ingresos, llegando a declarar que “el pobre no usa casi gasolina, el que más usa gasolina es el de las 4 puertas”. Esta afirmación ha sido ampliamente refutada por analistas y gremios como la Andi, cuyo presidente, Bruce Mac Master, advirtió que “un IVA a los combustibles significa más impuestos para el transporte público, los alimentos y la canasta familiar”, ya que el 90% de las mercancías en Colombia se mueven por vía terrestre.