Con el objetivo de desincentivar el consumo y alinearse con recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la reforma tributaria propone un sustancial incremento de impuestos a productos de tabaco, cigarrillos electrónicos y vapeadores. La medida más drástica es el aumento del componente específico del impuesto para una cajetilla de 20 cigarrillos, que pasaría de $4.068 a $11.200. Adicionalmente, se establecerían nuevos impuestos para productos alternativos: un gravamen 'ad valorem' del 30 % para la presentación líquida en vapeadores, un impuesto específico de $2.000 por mililitro para dichos líquidos y un aumento en el impuesto por gramo para la nicotina oral, que pasaría de $324 a $891.
El Gobierno justifica esta política como una estrategia de salud pública, citando que los costos sanitarios asociados al tabaquismo en Colombia superan los $6,5 billones anuales. Con el ajuste, se busca que los impuestos representen cerca del 75 % del precio final de la cajetilla, nivel recomendado por la OMS para lograr una reducción significativa del consumo. El Ministerio de Hacienda proyecta que estas medidas podrían disminuir el consumo de cigarrillos en un 40,4 % y el de vapeadores en un 49,9 %, generando un recaudo adicional de $1,07 billones para 2026.
En resumenEl drástico aumento de impuestos al tabaco y productos de vapeo es una de las apuestas de salud pública más fuertes de la reforma, buscando reducir su consumo a través del encarecimiento. La medida no solo generaría un recaudo significativo, sino que busca aliviar la carga financiera que estas adicciones imponen al sistema de salud.