Las críticas se centran en su magnitud, el momento político y el potencial impacto negativo sobre la inversión, el empleo y el crecimiento económico. Desde su radicación, la iniciativa ha sido calificada como "demasiado ambiciosa y perjudicial" por Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, quien considera que el Gobierno debería primero dar una señal de austeridad en el gasto. En la misma línea, el exministro de Hacienda José Manuel Restrepo aseguró que la reforma "no tiene ningún sustento técnico" y es "voraz". Camilo Sánchez, presidente del Congreso Gremial Nacional, fue más allá al afirmar que la propuesta "lo que va a hacer es apagar el sistema productivo y poner en miedo a los inversionistas".

Políticamente, el ambiente es adverso.

El exministro José Antonio Ocampo declaró que no le ve "viabilidad alguna" y pidió al Congreso no aprobarla sin un recorte de gastos.

En el Senado, las mayorías en las comisiones económicas parecen estar en contra.

El senador Efraín Cepeda, del Partido Conservador, sentenció: "No permitiremos más impuestos a personas naturales, ya agobiadas, ni a empresas, asfixiadas por mayores costos".

Los informes de prensa detallan que en la Comisión Tercera del Senado al menos 11 de 17 senadores se oponen, y en la Comisión Cuarta, 9 de 15, lo que anticipa un hundimiento si no se logran acuerdos sustanciales.