Esta tendencia hacia diseños más finos está directamente ligada a la adopción de tecnologías como la eSIM (SIM virtual), aunque su implementación global aún enfrenta importantes desafíos. El diseño de teléfonos cada vez más delgados, como el hipotético “iPhone Air”, ha sido una constante en la industria, y la eliminación de componentes físicos como la bandeja para la tarjeta SIM es un paso lógico en esa dirección. Apple ha sido un pionero en este campo, impulsando la transición hacia la eSIM en sus modelos más recientes, llegando incluso a eliminar por completo la ranura para SIM física en los dispositivos vendidos en Estados Unidos. La eSIM ofrece ventajas como mayor seguridad, facilidad para cambiar de operador y la posibilidad de tener múltiples líneas en un solo dispositivo. Sin embargo, el éxito de esta tecnología no depende únicamente de Apple, sino de la cooperación del ecosistema de telecomunicaciones a nivel mundial. Como se señala en uno de los artículos, a pesar de las promesas de la eSIM, su adopción no ha sido uniforme. En mercados tan importantes como China, muy pocos operadores ofrecen soporte para esta tecnología, lo que limita la funcionalidad de los modelos de iPhone que dependen de ella. Esta situación crea una brecha entre la visión de hardware de Apple y la realidad de la infraestructura de los operadores, afectando la experiencia del usuario y demostrando que la innovación en el diseño de dispositivos a veces avanza más rápido que el ecosistema que la debe soportar.