Las más recientes generaciones, como el A17 Pro, A18 Bionic y el M4, destacan por su potencia en inteligencia artificial y su capacidad para ejecutar tareas complejas con un consumo energético optimizado.

La estrategia de Apple de diseñar su propio silicio se ha consolidado como una de sus mayores ventajas competitivas, permitiendo una integración sin precedentes entre hardware y software. Los artículos destacan cómo cada nueva generación de chips impulsa las capacidades de todo el ecosistema de productos. El chip A17 Pro, por ejemplo, incorpora un motor neuronal capaz de ejecutar más de 35 billones de operaciones por segundo, sentando las bases para funciones de IA avanzadas en los teléfonos. Por su parte, el A18 Bionic, presente en el iPhone 16e, demuestra ser una plataforma robusta para videojuegos exigentes, ofreciendo un rendimiento gráfico que desafía a dispositivos de gama alta. La versatilidad de estos chips es tal que el rumoreado MacBook de bajo costo podría utilizar una variante, el A18 Pro, demostrando que la potencia de los procesadores móviles de Apple ya es suficiente para tareas de computación tradicional. En el segmento profesional, los MacBook equipados con chips como el M4 son descritos como herramientas icónicas para creativos, capaces de manejar renderizado 3D y edición de video 4K con fluidez. Esta cohesión tecnológica, donde un mismo núcleo de innovación impulsa desde el teléfono más asequible hasta el portátil más potente, es lo que permite a Apple ofrecer una experiencia de usuario consistente y optimizada, manteniendo su liderazgo en rendimiento y eficiencia energética.