La fría recepción parece deberse a los compromisos técnicos necesarios para lograr su perfil ultradelgado.

El dispositivo cuenta con una batería de 3.149 mAh, considerablemente más pequeña que la de sus competidores, y carece de una cámara con teleobjetivo, una característica estándar en muchos teléfonos de gama alta. Estas limitaciones lo han colocado en una posición incómoda: demasiado avanzado en diseño para usuarios convencionales, pero con prestaciones insuficientes para el público que busca el máximo rendimiento de la línea Pro. Analistas del sector interpretan el iPhone Air como un “modelo de transición” o un “producto de adopción temprana”, sugiriendo que podría ser un experimento de Apple para medir la respuesta del público a nuevos factores de forma, posiblemente como antesala a un futuro iPhone plegable. A diferencia de los modelos principales de la serie 17, el Air parece ser una apuesta a largo plazo para explorar el futuro del diseño móvil, aunque su éxito comercial inmediato sea limitado.