Sin embargo, esta delgadez implicó compromisos significativos en áreas clave para los usuarios.

El dispositivo cuenta con una batería de 3.149 mAh, considerablemente más pequeña que la de sus competidores directos como el Motorola Edge 70, y carece de una cámara telefoto, una característica presente en otros modelos de gama alta. Estas limitaciones lo han colocado en una posición incómoda: demasiado avanzado para el usuario convencional, pero insuficiente para el segmento profesional que prefiere la línea Pro.

Su desempeño comercial ha sido similar al del iPhone 16 Plus, modelo que reemplazó, lo que sugiere que no ha logrado capturar un nuevo nicho de mercado. Analistas consideran al iPhone Air como un “producto de adopción temprana” o un modelo de transición, posiblemente un experimento para medir la respuesta del público ante diseños ultraligeros que podrían anticipar un futuro iPhone plegable.

Aunque su elegancia y ergonomía han sido elogiadas, sus limitaciones funcionales parecen haber pesado más en la decisión de compra de los consumidores, confirmando que la innovación en diseño no siempre garantiza el éxito comercial si se sacrifica la funcionalidad esencial.