UU. que pidiera su retiro, argumentando que ponía en riesgo a los agentes federales.

Apple justificó la medida citando “contenido objetable” y, en un comunicado posterior, afirmó haber actuado con base en “información recibida de las autoridades sobre los riesgos de seguridad asociados”. Joshua Aaron, el creador de la aplicación, denunció la decisión como una cesión “ante un régimen autoritario” y anunció su intención de apelar. El incidente pone de relieve la delgada línea que deben transitar las grandes tecnológicas entre la libertad de expresión, la seguridad de los usuarios y las presiones políticas, actuando como moderadores de contenido con un poder significativo sobre el discurso público y las herramientas de activismo social.