Bajo este cálculo, un ciudadano promedio necesitaría destinar el ingreso completo de entre cinco y siete meses para adquirir uno de los nuevos modelos, sin considerar otros gastos esenciales. Esta brecha entre el poder adquisitivo local y los precios de la tecnología global subraya las dificultades de acceso en América Latina. A pesar de esta barrera económica, la demanda por dispositivos de gama alta de Apple no parece disminuir en el país. Este fenómeno es impulsado por factores como la aspiración social, la creciente dependencia del teléfono como herramienta de trabajo y la disponibilidad de mecanismos de financiación. Conscientes de esto, distribuidores como iShop y operadores móviles ofrecen alternativas para hacer la compra más asequible, como planes de pago en cuotas sin interés y programas de ‘trade-in’, donde los usuarios pueden entregar su dispositivo antiguo como parte de pago para reducir el desembolso inicial.