En primer lugar, no podrán acceder a las novedades de la actualización, como el rediseño visual "Liquid Glass", la traducción en tiempo real o los subtítulos automáticos en FaceTime.

A largo plazo, el impacto será aún mayor.

La falta de actualizaciones de seguridad los expondrá a vulnerabilidades que no serán corregidas, aumentando el riesgo de ciberataques. Además, con el tiempo, la compatibilidad de las aplicaciones se verá afectada. A medida que los desarrolladores comiencen a adoptar iOS 26 como el estándar mínimo, muchas aplicaciones dejarán de funcionar en estos modelos más antiguos.

Finalmente, la integración con el ecosistema de Apple se verá limitada, ya que no podrán sincronizarse completamente con las nuevas funciones de otros dispositivos actualizados.