Esta decisión, que ya se había implementado parcialmente en Estados Unidos en generaciones anteriores, ahora se expande globalmente, marcando el fin de la tradicional bandeja para tarjetas SIM físicas en sus dispositivos de gama alta.
La compañía justifica este cambio como un avance necesario para lograr diseños más delgados y resistentes, así como para liberar espacio interno valioso.
Según Greg Joswiak, vicepresidente sénior de marketing global de Apple, la eliminación de la bandeja SIM fue un factor crucial que permitió, por ejemplo, ampliar la duración de la batería en dispositivos con chasis compacto como el iPhone 17 Air. Además de las ventajas de diseño, la transición a eSIM ofrece beneficios prácticos para los usuarios, como una mayor seguridad, ya que una SIM digital no puede ser extraída físicamente en caso de robo, y facilita el cambio entre operadores y la gestión de múltiples líneas en un solo dispositivo. Sin embargo, esta medida también ha generado críticas y preocupaciones, especialmente en mercados donde la adopción de eSIM aún no está completamente extendida. Algunos usuarios critican que funciones como la eSIM global ya llevan años disponibles en dispositivos Android, y la obligatoriedad podría limitar la compatibilidad con algunas redes móviles locales, especialmente en regiones de Latinoamérica donde el lanzamiento y la adaptación de esta tecnología por parte de los operadores podría demorar. A pesar de los posibles obstáculos, la decisión de Apple acelera la transición de la industria hacia un estándar digital, forzando a los operadores de todo el mundo a adaptarse a esta nueva realidad.