El engaño combina tres elementos clave: una videollamada para generar confianza, un sentido de urgencia para provocar miedo o una reacción impulsiva, y la función de compartir pantalla para obtener acceso visual al dispositivo. El proceso comienza con una videollamada de un número desconocido, donde el estafador se hace pasar por un representante de un banco, un miembro del soporte técnico de WhatsApp o incluso un familiar en problemas, a menudo con la cámara apagada o borrosa. A continuación, plantean un problema urgente, como un cargo no autorizado o el bloqueo inminente de una cuenta, para presionar a la víctima. Bajo el pretexto de necesitar verificar el problema, solicitan que la persona active la función de compartir pantalla. Una vez que la víctima accede, el estafador fuerza el envío de un código de seguridad de WhatsApp u otra plataforma, el cual aparece como una notificación en la pantalla. Al poder visualizarlo, el delincuente lo utiliza para tomar posesión de la cuenta.

En casos más avanzados, pueden guiar al usuario para que abra su aplicación bancaria e incluso instalar malware para robar más datos.

Para protegerse, se recomienda nunca compartir la pantalla con desconocidos, no facilitar códigos de verificación y habilitar la autenticación de dos factores en todas las cuentas.