Su característica principal es un botón denominado “Pregunta a ChatGPT” que divide la pantalla: por un lado, se muestra el contenido web y, por el otro, una barra lateral donde el chatbot puede resumir, analizar o responder preguntas sobre la página que se está visualizando.

Una de las funciones más relevantes es su capacidad de memoria, que le permite recordar búsquedas e interacciones previas para ofrecer respuestas más personalizadas. OpenAI ha subrayado que esta función es opcional y que los usuarios mantienen el control total sobre su historial, pudiendo editarlo o eliminarlo, y asegurando que no se utilizará para entrenar los modelos de IA sin consentimiento.

Además, el navegador incluye un “modo agente” en fase beta, que permite a ChatGPT ejecutar acciones de varios pasos, como planificar una cena buscando ingredientes y realizando un pedido en un supermercado. Sin embargo, la compañía ha aclarado que esta función tiene limitaciones de seguridad: no puede ejecutar código, descargar archivos ni interactuar con aplicaciones externas, y se desactiva automáticamente en sitios sensibles como los de banca en línea. Con este lanzamiento, OpenAI no solo expande su ecosistema de productos, sino que también redefine la interacción con la web, pasando de un modelo de búsqueda a uno de conversación y acción.