Ambos modelos introducen mejoras significativas en rendimiento, cámaras y diseño, pero mantienen filosofías distintas que apelan a diferentes perfiles de usuario.

El Galaxy S25 Ultra, impulsado por el procesador Snapdragon 8 Elite for Galaxy (o Exynos 2500 en algunos mercados), se enfoca en la versatilidad fotográfica y la productividad.

Su sistema de cámaras destaca por un sensor principal de 200 MP y un doble teleobjetivo (3x y 5x), ofreciendo un arsenal fotográfico superior en términos de zoom y flexibilidad. Además, mantiene el S Pen integrado como un diferenciador clave para la creatividad y la toma de notas. Su pantalla QHD+ AMOLED de 6,9 pulgadas y su batería de 5.000 mAh con carga rápida de 45 W completan un paquete robusto. Por su parte, el iPhone 17 Pro Max, con su chip A19 Pro, prioriza la optimización del rendimiento y la cohesión de su ecosistema. Aunque su sistema de cámaras es más conservador en megapíxeles, con tres sensores de 48 MP, busca la consistencia y la naturalidad en el procesado de imagen, además de un teleobjetivo que alcanza un zoom 8x con recorte de sensor. Su diseño unibody de aluminio y la pantalla con un brillo máximo de 3.000 nits refuerzan su carácter premium.

Apple también toma la delantera en almacenamiento, ofreciendo una opción de hasta 2 TB. Aunque los precios de entrada para ambos dispositivos son similares, el S25 Ultra se presenta como una opción más competitiva en configuraciones de mayor capacidad.