Sin embargo, los fabricantes están tomando medidas contundentes para cambiar esta narrativa.
Samsung lidera este esfuerzo al prometer hasta siete años de parches de seguridad para muchos de sus dispositivos, una política que extiende drásticamente la protección contra nuevas vulnerabilidades. Esta iniciativa es respaldada por avances en el hardware, como los del chip Snapdragon 8 Elite de Qualcomm, que habilita hasta ocho años de soporte, sentando las bases para un estándar de seguridad más robusto en la industria. Además de las actualizaciones, se están desarrollando funciones de privacidad innovadoras.
Un ejemplo es el "Modo Reparación" en los teléfonos Google Pixel, que permite a los usuarios enviar sus dispositivos a servicio técnico sin temor a que su información personal sea accedida, ya que crea un entorno de software limpio y aislado sin necesidad de borrar los datos. Asimismo, plataformas de seguridad como Samsung Knox, que ahora se extiende incluso a televisores inteligentes, demuestran un enfoque multicapa para proteger tanto el dispositivo como el hogar conectado. Estas mejoras son cruciales en un contexto donde amenazas como el 'stalkerware' (software espía) son cada vez más comunes, haciendo de la seguridad proactiva una prioridad para los consumidores.