La ofensiva militar de Estados Unidos contra el narcotráfico en el Caribe y el Pacífico ha incluido una serie de ataques letales contra embarcaciones, generando una fuerte controversia sobre su legalidad y provocando denuncias de “ejecuciones extrajudiciales”. Desde el inicio de la campaña, se han reportado al menos trece bombardeos que han dejado un saldo de 57 muertos y tres sobrevivientes, según cifras de los propios artículos. El gobierno de Donald Trump ha justificado estas acciones argumentando que se encuentra en un “conflicto armado no internacional” contra los carteles de la droga, a los que ha designado como “Organizaciones Terroristas”. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, afirmó que los narcotraficantes serán tratados “como tratamos a Al Qaeda”.
Sin embargo, esta postura ha sido ampliamente cuestionada.
La organización Human Rights Watch (HRW) denunció que estos ataques constituyen “asesinatos extrajudiciales”, ya que no existe un conflicto armado que autorice dicho uso de la fuerza letal y no hay autorización del Congreso estadounidense. Expertos de la ONU también condenaron las operaciones, calificándolas como violaciones del derecho internacional y de la soberanía venezolana. La ofensiva, que comenzó en el Caribe cerca de las costas de Venezuela, se ha expandido al Pacífico, con ataques frente a Colombia. Los gobiernos de ambos países, así como el de México, han rechazado los bombardeos. El presidente colombiano, Gustavo Petro, los calificó de “crímenes de guerra”.
La controversia se agudizó cuando dos sobrevivientes de un ataque a un semisumergible fueron repatriados a Ecuador y Colombia.
El ciudadano ecuatoriano fue liberado por falta de pruebas, lo que aumentó las dudas sobre la inteligencia que respalda estas operaciones letales.
En resumenLos ataques de Estados Unidos a supuestas 'narcolanchas' en Latinoamérica, que han dejado decenas de muertos, se encuentran en el centro de un intenso debate legal y diplomático. A pesar de que Washington los defiende como parte de un 'conflicto armado' contra el narcoterrorismo, organizaciones de derechos humanos, expertos de la ONU y varios gobiernos de la región los han condenado como ejecuciones extrajudiciales que violan el derecho internacional.