Ante lo que Caracas considera una “amenaza seria”, Maduro ordenó una movilización militar nacional de 72 horas en las costas del país, involucrando a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), milicias y cuerpos policiales. En una transmisión televisada, el presidente venezolano afirmó que su país posee “más de 5.000” misiles antiaéreos portátiles Igla-S, de fabricación rusa, y que estos se encuentran desplegados en “puestos claves de defensa antiaérea para garantizar la paz”. Describió estas armas como “una de las más poderosas que existen” y aseguró que sus operadores están distribuidos “hasta en la última montaña, hasta en el último pueblo”.

Este arsenal se suma a otros sistemas de defensa aérea de origen ruso como los S-300, Pechora y Buk. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, respaldó la postura de Maduro, afirmando que la FANB se prepara para enfrentar la “peor amenaza en más de 100 años”. Adicionalmente, Maduro agradeció públicamente a Rusia y a su presidente, Vladímir Putin, por el equipamiento militar suministrado, el cual, según dijo, es fundamental para “garantizar la paz” del país.

Esta demostración de fuerza y la alianza con Rusia son una clara señal de disuasión dirigida a Washington.