El Consejo Noruego de Paz anunció la suspensión del evento de entrega del galardón, argumentando que la elección de Machado “no se ajusta a los valores” de la institución, aunque aclaró que la suspensión no afecta su condición oficial de ganadora. Ante esta situación, la oenegé Norwegian Venezuelan Justice Alliance anunció que asumirá la organización de la tradicional procesión de antorchas en honor a la galardonada. La decisión del comité ha alimentado las críticas de sectores que consideran el premio una herramienta política. Analistas como el brasileño João Pedro Stédile, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), calificaron la concesión del Nobel como una táctica manipulada por intereses estadounidenses para legitimar a una figura de la oposición alineada con la política de mano dura de Washington. Esta percepción se vio reforzada por la dedicatoria del premio que Machado hizo a Donald Trump. Medios internacionales, como el alemán Zeit Online, también destacaron la ironía de que una activista por la paz estuviera alineada simbólicamente con la cruzada de Trump contra el gobierno de Maduro. El episodio ha puesto de manifiesto las profundas divisiones que genera la figura de Machado y la crisis venezolana en el escenario internacional.