El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha autorizado la realización de operaciones encubiertas por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Venezuela, una decisión que revive el fantasma del intervencionismo estadounidense en América Latina. La medida ha sido confirmada por el gobierno venezolano y ha generado una fuerte condena internacional, incluyendo la de expertos de las Naciones Unidas. La revelación, inicialmente reportada por medios como The New York Times, indica que las operaciones tendrían como objetivo combatir el narcotráfico y presionar por un cambio de régimen. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, confirmó la presencia de la CIA en el país, afirmando: “sabemos que la CIA, bueno, está allí presente no solamente en Venezuela, sino en todas partes del mundo donde hay una embajada de los Estados Unidos”. Esta confirmación se da en un contexto de máxima tensión, con un amplio despliegue naval y aéreo de EE.
UU. en el Caribe.
La autorización de Trump ha sido interpretada en Caracas como un preludio a acciones más agresivas.
Expertos en seguridad y analistas políticos advierten que estas acciones podrían desintegrar el régimen desde adentro sin necesidad de una intervención militar directa.
Sin embargo, la medida ha sido fuertemente criticada por violar el derecho internacional.
Tres relatores especiales de la ONU calificaron la situación como una “escalada extremadamente peligrosa” y recordaron que cualquier intento de cambio de régimen por medios externos quebranta el principio de libre determinación de los pueblos. La historia de la CIA en la región, marcada por su participación en golpes de Estado y desestabilización de gobiernos, alimenta la alarma por una posible repetición de estos patrones en Venezuela.
En resumenLa autorización de operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela por parte de Donald Trump representa una grave escalada en la confrontación entre ambos países. Esta medida, que evoca un oscuro historial de intervencionismo estadounidense, no solo viola normativas internacionales y la soberanía venezolana, sino que también aumenta el riesgo de desestabilización y conflicto en una región ya tensionada.