Según los informes, la autorización permitiría a la CIA llevar a cabo misiones clandestinas, incluso con capacidad letal, de forma unilateral o en apoyo a una operación militar más amplia.

Trump justificó la decisión argumentando que Venezuela ha “vaciado sus cárceles” enviando criminales a Estados Unidos y que es una fuente importante de narcotráfico. En una rueda de prensa, el mandatario también advirtió que su gobierno está considerando extender las operaciones del mar a la tierra: “Ciertamente estamos pensando ahora en la tierra, porque ya tenemos bien bajo control el mar”.

Sin embargo, al ser consultado sobre si autorizó a la CIA a “eliminar” a Nicolás Maduro, Trump calificó la pregunta de “ridícula”.

El gobierno venezolano reaccionó con firmeza, calificando la autorización como una “gravísima violación del derecho internacional” y una “guerra psicológica”.

Maduro afirmó: “Decimos no a los golpes de Estado promovidos por la CIA.

América Latina no quiere más intromisión”.

Varios análisis recuerdan el historial de intervenciones de la CIA en la región, como los golpes de Estado en Guatemala (1954) y Chile (1973), lo que alimenta el temor a una repetición de la historia en Venezuela.