La profunda crisis humanitaria que atraviesa Venezuela se manifiesta en el colapso de su sistema de salud y en la continua violación de los derechos humanos, obligando a ciudadanos a tomar medidas desesperadas para sobrevivir y a familiares de víctimas a buscar visibilidad internacional para sus causas. Dos eventos recientes ilustran esta dramática realidad: la migración forzada de pacientes renales y la protesta de familiares de presos políticos en Roma. Un informe destaca la grave situación de los pacientes renales en Venezuela, quienes se ven obligados a emigrar para poder acceder a un trasplante de riñón. Desde hace más de ocho años, el Estado suspendió el programa de trasplantes de donantes fallecidos, una decisión que se dijo sería temporal pero que nunca se revirtió. Esta parálisis ha privado a miles de pacientes de "una segunda oportunidad para vivir", forzándolos a buscar tratamiento en el extranjero, una opción inaccesible para la mayoría.
Esta situación es un reflejo del deterioro generalizado del sistema sanitario del país.
Por otro lado, la lucha por los derechos humanos ha llegado hasta el Vaticano.
Familiares y activistas protestaron en Roma con fotografías de más de 800 presos políticos, exigiendo su liberación bajo la consigna #CanonizaciónSinPresosPolíticos. La manifestación se realizó en vísperas de la canonización de dos venezolanos, el médico José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles, aprovechando la atención mediática internacional para denunciar la situación de los prisioneros del régimen. Estos casos se suman a las denuncias de pobreza extrema, que afecta al 90% de los hogares, y una inseguridad alimentaria que sufre el 80% de la población, según un artículo de opinión.
En resumenLa crisis en Venezuela va más allá de lo político y económico, golpeando directamente la vida y la dignidad de sus ciudadanos. La imposibilidad de acceder a tratamientos médicos vitales como los trasplantes y la existencia de cientos de presos políticos son síntomas de un Estado fallido que no garantiza los derechos más básicos, obligando a los venezolanos a la migración forzada y a la protesta en escenarios internacionales.