Al ser consultado sobre si el mandato incluía "eliminar" a Maduro, Trump respondió que sería "ridículo" contestar esa pregunta.

Justificó su decisión argumentando que Venezuela ha "vaciado sus cárceles" enviando criminales a Estados Unidos y que es una fuente importante de narcotráfico.

En respuesta, el gobierno venezolano calificó la medida como un "acto de agresión" y una "gravísima violación del derecho internacional". Nicolás Maduro rechazó enérgicamente la injerencia, evocando el historial de la agencia en la región: "¡Hasta cuándo golpes de Estado de la CIA!

América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia".

El excontratista de la CIA, Ron Aledo, analizó que la agencia podría intentar "reclutar generales venezolanos para un golpe de Estado a Maduro", mientras que el coronel retirado Erick Rojo consideró que el anuncio público busca principalmente "alborotar a Maduro y a sus compadres de uniforme". Esta autorización se suma al despliegue militar en el Caribe y a la advertencia de Trump de que, tras controlar el mar, ahora considera acciones "en tierra firme", lo que eleva el temor a una intervención directa.