Estas maniobras buscan proyectar una imagen de preparación y disuasión frente a lo que Caracas califica como una inminente “agresión militar”.

El gobierno venezolano activó el “Plan Independencia 200” en los estados de La Guaira y Carabobo, que incluye 27 tareas territoriales para responder a un posible ataque. El despliegue involucra a militares y milicias en puntos estratégicos como el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, puertos y aduanas. El ministro de Interior, Diosdado Cabello, acompañó el despliegue, que contempla el uso de redes de vigilancia y drones.

Adicionalmente, el presidente Maduro hizo un llamado a conformar “brigadas milicianas indígenas” para defender la soberanía del país.

En el plano diplomático, Venezuela solicitó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para denunciar la “escalada de agresiones” de Washington. El embajador Samuel Moncada advirtió sobre el riesgo de un “ataque armado en el corto plazo” y acusó a Estados Unidos de crear un “conflicto falso” para justificar una intervención. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, afirmó que el objetivo del despliegue estadounidense es “forzar un cambio de Gobierno”.

Estas acciones demuestran la estrategia del régimen de combinar la preparación militar interna con la denuncia internacional para contrarrestar la presión de la administración Trump.