El Tren de Aragua se posiciona como un factor en la geopolítica regional
La banda criminal transnacional Tren de Aragua se ha convertido en un actor relevante en la geopolítica regional, siendo mencionada por Estados Unidos como un objetivo militar y por el presidente de Ecuador como financista de protestas. La prominencia de la organización ha llevado incluso al presidente Nicolás Maduro a ofrecerle ayuda a Donald Trump para combatir a sus líderes. La influencia de la megabanda venezolana ha trascendido el ámbito delictivo para insertarse en el discurso político y militar de varios países del continente. En el marco de su justificación para el despliegue militar en el Caribe, la administración de Donald Trump ha señalado al Tren de Aragua, junto al Cartel de los Soles, como uno de los objetivos a golpear. Por otro lado, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha denunciado públicamente que la organización criminal estaría financiando las protestas indígenas en su país, desatadas por la eliminación del subsidio al diésel. Según el Ministerio del Interior ecuatoriano, dos presuntos miembros del Tren de Aragua fueron capturados durante los disturbios en Otavalo. En un giro inesperado, el presidente Nicolás Maduro, cuyo gobierno es acusado de permitir la expansión de la banda, habría ofrecido a Donald Trump colaboración para combatir a los líderes del Tren de Aragua. Esta oferta, reportada en medio de la máxima tensión bilateral, evidencia cómo la organización es utilizada como un elemento en las complejas narrativas políticas de la región, ya sea como justificación para una intervención, como chivo expiatorio para conflictos internos o como una posible moneda de cambio diplomática.



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