En medio de la creciente tensión regional, la histórica disputa territorial entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo ha resurgido con fuerza, alimentada por el auge petrolero guyanés y recientes incidentes fronterizos. Las elecciones generales en Guyana se celebraron en un contexto de alta sensibilidad, con ambos países intercambiando acusaciones y gestos de fuerza. La región del Esequibo, un territorio de 125.000 habitantes rico en petróleo y oro que Guyana administra pero Venezuela reclama, se ha vuelto geoestratégicamente crucial. Desde el descubrimiento de vastas reservas de petróleo por ExxonMobil en 2015, el PIB de Guyana ha experimentado un crecimiento sin precedentes, convirtiéndolo en el país con la mayor tasa de crecimiento del mundo en los últimos tres años.
Esta nueva riqueza ha intensificado la disputa.
La tensión escaló durante el periodo electoral guyanés, cuando las Fuerzas Armadas de Guyana denunciaron que se registraron disparos desde la costa venezolana contra un barco que transportaba material electoral en el río Cuyuní, obligando a la patrulla de escolta a responder al fuego. Aunque no hubo heridos, el incidente subraya la volatilidad de la zona. Para analistas como Imdat Oner, el desenlace de los comicios en Guyana es clave, ya que “unas elecciones sin mayores conflictos demostrarían que la repentina riqueza petrolera no tiene por qué erosionar la democracia, como ocurrió en Venezuela”.
En resumenLa disputa por el Esequibo se ha convertido en un volátil foco de conflicto, exacerbado por la bonanza petrolera de Guyana. Un reciente incidente armado durante las elecciones guyanesas evidencia el riesgo de una escalada militar, transformando esta controversia histórica en un punto crítico de la geopolítica energética y de seguridad en Sudamérica.