Estados Unidos ha continuado su ofensiva militar en el Caribe con un nuevo ataque letal contra una presunta "narcolancha", resultando en la muerte de tres personas. Estas operaciones, justificadas por Washington como una lucha contra el "narcoterrorismo", han sido calificadas como ejecuciones extrajudiciales por la ONU y aumentan el riesgo de una escalada de conflicto en la región, especialmente con Venezuela. El secretario de Guerra de EE. UU., Pete Hegseth, confirmó el ataque y reiteró que su gobierno tratará a los grupos de narcotráfico con la misma severidad que a Al Qaeda. Con estas últimas víctimas, el número de muertos en estas operaciones asciende a 65 personas, incluyendo ciudadanos colombianos según denuncias del presidente Gustavo Petro, versión que fue ratificada por fuentes militares al New York Times. El presidente Petro ha criticado duramente el silencio de la Organización de Estados Americanos (OEA) frente a estos hechos. Por su parte, el comisionado de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, ha calificado las muertes como "ejecuciones extrajudiciales", reprochando la opacidad de la administración Trump.
La situación se enmarca en una creciente tensión con Venezuela.
Aunque el presidente Donald Trump ha negado planes de un ataque inminente, el despliegue de una significativa flota naval, que incluye destructores y cazas F-35B, sugiere una presión militar que va más allá de la interdicción de drogas. Para Colombia, los riesgos son enormes: un conflicto armado en el país vecino podría desatar una crisis humanitaria con una oleada masiva de migrantes y fortalecer a grupos armados como el ELN, que tienen una fuerte presencia en la frontera y han manifestado su apoyo al régimen de Maduro.
En resumenLa ofensiva militar de Estados Unidos en el Caribe se intensifica con nuevos ataques letales, lo que ha generado condena internacional y ha elevado la tensión con Venezuela, creando un escenario de alto riesgo para la estabilidad de Colombia y la región.