La situación se enmarca en una creciente tensión con Venezuela.
Aunque el presidente Donald Trump ha negado planes de un ataque inminente, el despliegue de una significativa flota naval, que incluye destructores y cazas F-35B, sugiere una presión militar que va más allá de la interdicción de drogas. Para Colombia, los riesgos son enormes: un conflicto armado en el país vecino podría desatar una crisis humanitaria con una oleada masiva de migrantes y fortalecer a grupos armados como el ELN, que tienen una fuerte presencia en la frontera y han manifestado su apoyo al régimen de Maduro.













