hasta el 3 de noviembre. El alcalde Carlos Fernando Galán defendió la medida como necesaria para garantizar la seguridad y el orden, citando antecedentes de alta siniestralidad y desórdenes en años anteriores. “Recuperar el orden y la seguridad en Bogotá debe ser un propósito de todos”, afirmó Galán, quien se mantuvo firme en no levantar la restricción. Sin embargo, los gremios de motociclistas califican la medida como “estigmatizante” y perjudicial para miles de trabajadores que dependen de este medio de transporte.

Las protestas, que incluyeron bloqueos en vías principales, generaron caos vehicular y enfrentamientos con la policía.

En uno de los incidentes, el periodista Edward Porras de Noticias Caracol fue agredido.

Ante la escalada del conflicto, el Ministerio del Interior, por instrucción del ministro Armando Benedetti, convocó una mesa de diálogo liderada por el viceministro Gabriel Rondón para buscar una solución concertada. Incluso el presidente Gustavo Petro se pronunció, afirmando que “en Bogotá, quitar el parrillero, no quita el homicidio”. Gremios como Fenalco también solicitaron reconsiderar la medida por su impacto en el comercio.