Durante un consejo de ministros televisado, el presidente Gustavo Petro destituyó públicamente al viceministro de Aguas, Edwar Libreros, y reprendió fuertemente a la ministra de Vivienda, Helga Rivas, así como a su equipo diplomático en Estados Unidos. Estos hechos evidencian profundas tensiones internas en el gabinete por la ejecución de políticas clave y la gestión de la crisis diplomática con Washington. La destitución de Libreros se produjo de manera abrupta cuando el presidente lo acusó de obstaculizar el nuevo régimen tarifario de aseo, que busca beneficiar a recicladores. "Usted está atravesado en que se expida el nuevo régimen tarifario [...] y se acabó, no va más hermano", sentenció Petro.
El enfrentamiento continuó con la ministra de Vivienda, Helga Rivas, a quien el mandatario cuestionó por proyectos de acueductos inconclusos en Córdoba. Rivas respondió quejándose por los recortes presupuestales a su cartera mientras se aprueban recursos para la compra de aviones de combate Gripen, una decisión que, según dijo, le "dolió" firmar en el Conpes.
La tensión también alcanzó al frente diplomático. Petro criticó a la canciller Rosa Villavicencio y al embajador en Estados Unidos, Daniel García-Peña, por su falta de interlocución directa con la administración Trump. "Ni mi propio embajador ni mi canciller hablan con Trump", se quejó el presidente, instruyendo a García-Peña a establecer un canal de comunicación para contrarrestar lo que considera desinformación por parte del senador Bernie Moreno, o de lo contrario, advirtió sobre su posible reemplazo: "tarea que le dejo al embajador, todavía".
En resumenLa destitución en vivo del viceministro de Aguas y los regaños públicos a otros altos funcionarios revelan la frustración del presidente Petro con la ejecución de su programa de gobierno y la gestión diplomática, exponiendo divisiones y problemas de coordinación dentro de su propio gabinete.